Ingresó al Banco a los 25 años, mientras estudiaba Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde conoció a Jorge Lewi, con quien compartiría además de la simpatía por la química, la convicción de que un mundo mejor era posible y que si se luchaba por ello con entrega y pasión, se obtendría la Victoria. Tuvieron una hija a quien justamente llamaron VICTORIA.
Todos los que la recuerdan, resaltan su fuerte personalidad, la seguridad con que defendía sus posiciones, pero tambien, su ternura y alegría, especialmente cuando se ponía a tocar la guitarra y más que divertida cuando de bailar folklore se trataba.
Juan Carlos, su padre, tambien trabajó en el Banco Nación, en las sucursales Olivos, Palermo, San Martín y Boulogne.
Por la militancia comprometida y la llegada de Victoria, Ana María prefirió renunciar al Banco buscando mayor seguridad. Los tiempos se habían vuelto difíciles y varios compañeros del Nación ya habían desaparecido.
A las 10 de la mañana del 5 de octubre de 1978, hombres armados irrumpieron en la Casa de los Lewi-Sonder y se llevaron a Ana María y a Victoria, pero “se quedaron en la casa hasta las 17 hs. esperando que Jorge llegara”, contaron los vecinos.
Con una actitud no muy común en esos casos, a cuatro días del secuestro de la familia, a las 23 hs. del 12 de octubre de 1978, tres hombres se presentaron en el domicilio de los padres de Ana María y entregaron a Adriana Victoria a sus abuelos.
Victoria traía consigo una foto de su padre y prendida al pañal, una nota escrita por su mamá que decía que por favor la cuidaran.
“Voy a hacer todo lo posible para que la gente sepa lo que sucedió, no puedo entender que haya habido tanta gente rodeándonos y que haya sido tan ciega. Yo entiendo que asuste cuando uno ve lo tremendo que puede ser el mundo. Pero si no hay justicia en algo tan fuerte, me asusta más, siento que me puede pasar cualquier cosa y que jamás habrá justicia”, asegura Adriana Victoria con la misma firmeza, quizás, que Ana, su madre.
Ana María y Jorge estuvieron secuestrados en el CCD “El Olimpo”, denominado así porque quienes “custodiaban” los detenidos-desaparecidos se decían así mismos, “dioses del Olimpo”. Esos “dioses” dejaron que Ana María y Jorge el 24 de diciembre de 1978, hicieran una última llamada para saber cómo estaba su pequeña “Victoria” y a partir de ese día, nadie volvió a verlos.
Sobrevivientes de ese CCD, aseguran que fueron “trasladados”, lo que significa que su destino final fueron “los vuelos de la muerte”.
VICTORIA, es cineasta y tiene 2 hermosos hijos.
(Biografía aportada por la Comisión de Empleados del Banco de la Nación Argentina por la Memoria, la Verdad y la Justicia)
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