MIQUEL RAPOSO MARIO OSVALDO

Tenía 20 años de edad, era soltero, único hijo y vivía con sus padres, con quienes tenía una muy buena relación, especialmente con su madre. Se encontraba terminando el secundario en el Bachillerato de Adultos del Colegio Mariano Moreno de Capital Federal y preparando el ingreso a ingeniería de la UBA. Era militante barrial de la JP en la Villa de Colegiales y gremialmente participaba de la JTP. Su lucha pasaba por la defensa de los derechos de los desposeídos, lo que asumía con convicción y compromiso por lo que lo llamaban Pucho “el revolucionario”.
Ingresó al Banco en junio de 1975 y se desempeñaba como Auxiliar de la Rama Administrativa en la Sucursal Federico Lacroze de la ciudad de Buenos Aires.
Alicia, su prima y gran confidente, lo identificó con el perfil de un adolescente más de la época, muy inquieto, de carácter parejo, sereno, siempre de buen humor. Le gustaba la pintura, hacía teatro, los sábados por la tarde jugaba al fútbol en los campos de la UBA – hincha de Boca-, y sus salidas habituales las dedicaba a recitales de cantantes como Mercedes Sosa, Facundo Cabral y de grupos de rock de la época como Sui Generis, entre otros.
Horacio, un compañero ya jubilado, recuerda las largas conversaciones que mantuvieran hablando de política y destaca su convicción, la claridad de sus ideas, su gran poder de síntesis y su compromiso social y afirma: “linda persona por donde lo mirasen, siempre estaba atento a las necesidades de los demás y se solidarizaba con toda causa que considerara justa.
Fue secuestrado en la vía pública de la Capital federal el día 6 de agosto de 1977. No hay testimonios de su paso por un CCD.
Su “Renuncia” fue presentada con fecha 25 de agosto de 1977 la que fue aceptada por Acta de Resolución Nº 6044 de fecha 15 de septiembre de 1977 dejando constancia en su legajo de su condición de “Agente no Reincorporable”
Por Acta de Resolución Nº1660/04 de fecha 22 de diciembre de 2004, el Directorio cambió su encuadre administrativo legal declarando que la causa que motivó su desvinculación laboral de la institución fue su situación de “desaparición forzada de persona”.
Teresa, su madre, quedó viuda en el 93 y se mudó a Córdoba con su única hermana. Allí ingresó a la Universidad para la Tercera Edad de Río Cuarto.
Entre los cursos que realizó, dedicó especial atención al de computación, porque descubrió que internet es una poderosa fuente de información que la puede ayudar a averiguar lo que pasó con su hijo.
Ella, a partir del contacto con el Banco , hurgó entre las pertenencias de su hijo descubriendo entre los discos de música progresiva de la época, discursos de Perón cuidadosamente guardados.
Biografía aportada por la Coordinación de Derechos Humanos del Banco de la Provincia de Buenos Aires.